En Gaditaun encontrarás una amplia selección de los mejores vinos generosos de la provincia de Cádiz. Pero antes de nada tienes que saber ciertas cosas sobre ellos…
El vino generoso es aquel que tiene una graduación alcohólica entre los quince y los veinticinco grados alcohólicos, debido a su encabezado. Destacan porque se obtienen mediante sistemas de crianza peculiares y específicos que le aportan unas características únicas e inigualables. El tipo de uva que se emplea en estos vinos es palomino.
Su nacimiento vino por el tipo de conservación que se ejercía para luchar contra las condiciones perjudicables que afectaban a los caldos en su transporte. En ese camino desde el lugar donde se producían hasta el usuario, el vino sufría unos cambios muy notables como el aumento de la graduación alcohólica.
Los vinos generosos, también conocidos como vinos fortificados, se añejan en roble y se les puede encontrar en versión dulce o seco. Aunque, como en todos los productos, los nuevos tiempos conllevan un cambio constante en los procesos de producción sin perder la esencial y tradición.
Los principales tipos de vinos generosos son:
La Manzanilla es un vino blanco y seco, elaborado con uva palomino y envejecido bajo una capa de levaduras comúnmente denominada velo de flor. Es un vino autóctono de las bodegas de Sanlúcar de Barrameda. Las especiales condiciones climáticas de esta ciudad, situada en la desembocadura del río Guadalquivir, propician el desarrollo de un velo de flor muy característico y único. Este es el motivo por el que el vino adquiere unas características totalmente diferenciadoras.
Es el vino más ligero dentro de los Generosos. En su proceso de creación, los vinos evolucionan por crianza biológica, es decir, por la acción de las levaduras que se acumulan en la superficie del vino formando el llamado velo de flor. Su contenido alcohólico se sitúa entre 15 y 16º.
Es un vino único. Su proceso comienza como el de la Manzanilla y el Fino, es decir, gracias a los efectos del velo de flor. La diferencia viene después, con un período posterior en el que el velo de flor desaparece y el vino se expone a la oxidación, logrando así un tono más maduro y fuerte.
El vino base que se utiliza es con más cuerpo que el usado en los Amontillados. Se le añade alcohol hasta los 17°, impidiendo así el desarrollo del velo de flor, con lo que el vino envejece expuesto al oxígeno. Se consigue un vino más potente y con más cuerpo.
Es un vino único del que no queda muy claro su nacimiento. Durante el proceso de oxidación se producen variaciones naturales que no se sabe claro a qué se deben y convierte el vino en una mezcla que reúne la delicadeza de un amontillado y la complejidad aromática de un oloroso.
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