Bodega Finca Las Mesetas

Finca Las Mesetas, propiedad de la familia Camacho consta de 60 hectáreas, de las cuales 50 son de montes. Familia de tradición agrícola y ganadera, tienen 1.3 hectáreas de viñedos situados entre Setenil de las Bodegas y Alcalá del Valle, en plena sierra de Cádiz, a más de 600 metros de altitud, donde se plantaron los injertos de uvas Syrah, Merlot y Cabernet Sauvignon. Además se dedican a la producción de una marca propia de ibéricos, cuya materia prima procede de sus cochinos criados en estas tierras.

Daniel Camacho, hijo de la familia, convenció a su padre para que comenzaran un nuevo proyecto de elaborar un vino de calidad en Setenil. La iniciativa de Daniel y su padre Paco es una apuesta sólida para rescatar el acervo vinícola del pueblo, que se perdió en el siglo XIX por la plaga de la filoxera (enfermedad de la vid que obligó a arrancarlas).

Existen crónicas y escritos de los siglos XV, XVI y también del XIX, en las que se habla de Setenil como el “valle de las viñas”, de hecho acreditan que el cultivo de la vid es anterior a la llegada de los cristianos. Se data en la época fenicia el comienzo de la tradición vinícola en la ciudad, aunque fue con los romanos cuando alcanzó su cota más alta, en cuanto a productores/bodegueros, según consta en un documento del siglo XVIII. Se especula que el “apellido” de Setenil, ‘de las Bodegas’ pudiese tener su origen en las propias casas-cueva, que son típicas en el pueblo, y que servirían como almacenamiento perfecto para el vino por su temperatura constante. Siendo una de otras tantas teorías…

Al igual que el nombre de Setenil podría tener su origen etimológico, en “Ad septem milia”, que traducido del latín sería “A siete millas romanas”. Es la expresión que un romano utilizaría en el cruce de las antiguas ciudades de Arunda (la actual Ronda) y Acinipo (“tierra de vinos”, conocida como Ronda la Vieja), cuando veía el núcleo urbano del actual Setenil, comenta Daniel.

Y de un juego de palabras con estas “siete millas romanas” de distancia, surge el nombre de su vino joven “7mil Pasos”, como homenaje al origen de la localidad del viñedo de la familia Camacho.

Aunque no es el primer vino en producirse en Finca Las Mesetas, sino que lo es el tinto con crianza: “Xaldenil”, cuyo nombre también homenajea el probable ascendiente árabe del río Guadalporcún (“río del añil”, “río de las puercas…), que riega Setenil.

Esta aventura de sacar adelante las 5000 vides de su padre y la producción de, hasta la fecha, sus dos tintos. La lleva a cabo con la ayuda del jerezano Santiago Jordi, Ingeniero Agrónomo y Enólogo, que preside la Federación Española de Enólogos y vicepresidente de la Unión Internacional de Enólogos. Ambos forman el tándem que logra producir los vinos tal y como Daniel tiene en mente.

De 7mil Pasos ya es la quinta añada y según nos dice Daniel, su elaboración sigue el patrón de Xaldenil: un cuidado y especial interés por lo que la tierra y la uva quieren decirnos en cada cosecha. Se cuidan en la finca los detalles y procesos de poda, aclareo, labores, maduración, vendimia… pasando a una segunda fase en bodegas Ibargüen (Prado del Rey – Arcos de la Frontera) donde el vino ya elaborado, se mima hasta después de embotellado”. Es la bodega donde trabajan, puesto que no cuentan con una propia. Cómo ya ocurre con otras producciones de vinos de la provincia de Cádiz.
Se trata por tanto de unos vinos de autor, con una producción artesanal y muy limitada y cuidada. Que consiguen mejorar año a año. Unos pocos miles de botellas para 7mil Pasos y unos pocos cientos para Xaldenil. Cuya venta sufraga los gastos de producción, ya que no obtienen beneficios, por el momento. No por ello se sienten menos satisfechos y disfrutan con todo el proceso. “Tradición, terruño y pasión”, como lema, que reza en la contra de la etiqueta de sus botellas y en sus corchos.